El mar en que navegamos

Los países latinoamericanos somos, desde el punto de vista económico, pequeños barcos que navegan en el ancho mar de la economía mundial. Somos "pequeños" no por tener menos territorio o menos población, sino porque, nuevamente desde el punto de vista económico, no tenemos capacidad para alterar las condiciones de la economía mundial con nuestras acciones u omisiones. Dicho en términos sencillos, "no movemos la aguja" de la situación económica mundial cuando nos comportamos de una u otra manera, ni modificamos el curso de ninguna macrovariable. Nuestro comportamiento no altera las tasas de interés internacionales, ni la fortaleza o debilidad de las principales monedas (dólar, euro, yen, yuan), ni los precios de los commodities (salvo algún caso muy particular, para los cuales sobran los dedos de una mano), ni el volumen de comercio mundial ni la liquidez de los mercados financiero internacionales. Somos pequeños, no creamos las condiciones de la economía mundial sino que recibimos y debemos aceptar las que otros países grandes, crean y modifican continuamente con sus acciones.

Esto significa que para nosotros, las condiciones del "ancho mar" son un dato, una información que nos viene dada y que no podemos alterar. Si hay calma es bueno, si hay viento de cola aún mejor, pero si hay tormenta habrá que cubrirse o sufrir las consecuencias. Es por eso que lo que suceda en la economía mundial nos importa, como a cualquier capitán de barco le debe interesar de antemano las condiciones meteorológicas para el mar en que navegará, más aún cuando sabe que no está en sus manos modificarlas. Y subrayo "de antemano", porque las decisiones se toman mirando el futuro y una vez que zarpamos, el margen de maniobra empieza a reducirse y los tiempos se acortan. Hay que mirar el mar antes, para preparar nuestro viaje, aunque esto no quita que alguna tormenta imprevista pueda sorprendernos, aun cuando hayamos sido previsores.

¿Cómo está hoy el "ancho mar" de la economía mundial? ¿Presenta condiciones favorables o desfavorables para la navegación? Analizando algunas macrovariables mundiales fundamentales es posible darse una idea:


El crecimiento mundial se ha estabilizado en valores cercanos al 4%,  una tasa moderadamente buena. Con alguna ralentización, China e India lo siguen liderando, pero la buena noticia es que ya no hay tasas negativas en Europa y que EEUU muestra solidez y continuidad. Significa que a nuestros potenciales compradores les está yendo bien, buena noticia para cualquier vendedor.

El volumen de comercio mundial sigue su senda ascendente sin prisa y sin pausa, a pesar de las rencillas comerciales entre EEUU, Europa y China. Implica que aún con barreras comerciales, el mundo sigue abierto e intercambiando productos y servicios.

La liquidez mundial, que creció con fuerza durante la crisis de 2008 y 2009 (precisamente como instrumento para contrarrestarla) ha comenzado a decrecer pero muy gradualmente. Otra buena noticia: hay dinero en el mundo y no va a desaparecer en el corto plazo. En parte puede compensar esto la noticia de que ese dinero es más caro, ya que las tasas de interés suben, pero la subida aún es lenta y para nuestra Región (y para Argentina en particular), a menudo la disponibilidad de fondos ha sido más relevante que su costo.

Los precios de commodities sufrieron un ajuste luego de los dos "boom" ocurridos entre 2003 y 2007 y entre 2010 y 2012. Han quedado estabilizados en valores "altos" respecto de los registros previos a esos eventos y parecen haberse ubicado en un piso temporal. Además como se observa, los correspondientes a alimentos, que son los que la mayoría de los países de la Región exportan al mundo, muestran siempre menos oscilaciones, dan menos sorpresas.

Finalmente, el balance de inversión extranjera directa sigue siendo positivo para América Latina. El flujo ha decaido levemente en los últimos años pero no lo ha hecho en forma significativa, a pesar del mayor costo de oportunidad que implica la mayor tasa de interés antes mencionada.

En síntesis, el "ancho mar", aunque nunca exento de alguna turbulencia, se muestra en relativa calma para navegar. No hay "viento de cola a favor", pero tampoco tormenta a la vista. Se puede maniobrar y buscar la ruta hacia el puerto que deseemos llegar.

Sin embargo, es necesario aclarar algo. Este no es el mar en que navegan los países latinoamericanos, mucho menos Argentina.

Usted podrá preguntarse...¿cómo no? ¿acaso no es el mismo mar en que navegan todos? ¿cuál podría ser la diferencia? En realidad, la diferencia no está en el mar... está en los barcos.

No todos los barcos son iguales, no todos están en las mismas condiciones de navegación, algunos están mejor preparados que otros, mejor cuidados. Entonces, si bien es cierto que el mar es el mismo, no todos "lo perciben" igual y lo que para unos es una brisa de frente para otros se transforma en un viento huracanado y lo que para unos es una simple lluvia para otros puede representar una tormenta. Con un barco moderno, bien preparado y con una tripulación bien dispuesta y entrenada, es posible enfrentar el mar y su oleaje con calma y sin sobresaltos, incluso aprovechar las buenas condiciones de viento y los bancos de peces. Con un barco deteriorado, mal mantenido y una tripulación desganada o sin motivación, lo bueno no puede aprovecharse y el mal tiempo puede provocar incluso el naufragio.

En materia económica, esa diferencia entre los barcos se aproxima a través del indicador de riesgo país. Si bien técnicamente es un indicador "financiero", que muestra la diferencia en el rendimiento de los bonos del país y los de EEUU (considerados de bajo o nulo riesgo)(1), su lectura nos permite inferir qué tan ordenada "hacia adentro" está la economía del país, situación que el mundo percibe y que manifiesta explícitamente a través de la aceptación o repudio de sus instrumentos de deuda en moneda extranjera. Así, países macroeconómicamente desequilibrados (usualmente, con desequilibrios externos y fiscales persistentes) tendrán un mayor "riesgo país", lo que implica que el mundo los observará con mayor desconfianza y será reticente a prestarles dinero o a invertir en ellos.

De tal forma, un indicador de riesgo país alto implica navegar con un barco en malas condiciones, lo cual a su vez hace que el mar resulte más hostil y peligroso; cualquier lluvia puede parecer una tormenta y cualquier brisa un viento huracanado. Al contrario, un riesgo país bajo representará un barco en buenas condiciones, donde una brisa es una brisa y un mar en calma es un mar en calma.

Argentina en particular navega hoy este "ancho mar en relativa calma" con un barco viejo, desvencijado y poco confiable. Las reparaciones de los últimos dos años no han sido suficientes, pero aún así, con el barco reparado a medias, su gobierno ha decidido hacerse a la mar.

El gráfico muestra cómo en los últimos tres meses el indicador de riesgo para Argentina se ha separado del registro de los diez países más grande de América Latina y, en particular de sus vecinos "físicos", Brasil y Chile. En tal sentido el país, por sus desequilibrios macroeconómicos (fiscal, monetario y externo) navega en desventaja respecto de sus vecinos, a quienes el mundo preferirá en caso de tener que elegir destinos de financiamiento o inversiones. Observando el mismo gráfico Usted pensará seguramente: "pero entre 2009 y 2015 la diferencia entre los barcos era aún mayor, en contra de Argentina". Es cierto, pero de acuerdo al esquema económico imperante en ese entonces, el país no navegaba en el ancho mar, permanecía en el muelle, aislado de lo que sucedía en la economía mundial. No hacía falta reparar el barco pues no había intención de navegar. Y se lo dejó deteriorar...

Esta separación (para mal) del riesgo argentino respecto del resto complica sin duda su desempeño macroeconómico y frena el potencial flujo de inversiones. Más aún cuando el nuevo gobierno ha "abierto las puertas de la economía" y busca financiar sus desequilibrios con fondos del exterior. Los inversores y prestamistas externos no están dispuestos a financiar tales desequilibrios, temiendo que (la historia nos condena) si lo hacen los desequilibrios persistirán y se debilitarán los esfuerzos por corregirlos. La corrección debe ser previa, el barco debe arreglarse antes de salir a navegar...

Pero para terminar veamos también el vaso medio lleno, aunque el escenario sea aún hipotético: si (y solo "si") Argentina logra reparar su barco, poner a punto sus motores y recuperar la confianza de su propia tripulación, el ancho mar está en calma, listo para ser navegado. No hay viento a favor, pero tampoco hay tormenta, lo cual a estas alturas, es un buen augurio y una perspectiva alentadora.  

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(1) Técnicamente y en forma simplificada, el indicador de riesgo país, conocido como EMBI (Emerging Markets Bonds Index) se calcula como la diferencia de tasa de interés que pagan los bonos denominados en dólares, emitidos por un país y los Bonos del Tesoro de Estados Unidos, que se consideran "libres" de riesgo.  Los bonos más riesgosos pagan un interés más alto, por lo tanto el spread de estos bonos respecto a los bonos del Tesoro de Estados Unidos es mayor para los países que presentan un funcionamiento macroeconómico más débil o desequilibrado, que aumenta la probabilidad de que incumpla con sus obligaciones en moneda extranjera



Comentarios

  1. Una vez, allá por fin del siglo anterior, un profesor me preguntó en un examen final que opinara acerca de la validez de las calificaciones de riego que se emitían en el exterior.
    Yo contesté que no creía mucho en ellas porque una parte importante se basaba en percepciones subjetivas acerca del funcionamiento del país.
    Creo que nada ha cambiado desde entonces y mucho del riego país se basa en opiniones antes que en datos. Y lo muestra el hecho de que este gobierno nunca redujo su déficit fiscal ni equilibró lo suficiente las cuentas externas y encima tomó deuda (interna y externa) a un ritmo pocas veces visto...y aún así el riesgo país no subió nunca hasta hace tres meses cuando hasta el humor de la prensa oficiosa se diovuelta.
    Según mi punto de vista, el riesgo pais hasta hace tres meses bajaba simplemente porque el proceso de deterioro de los fundamentals del pais no era tan profundo pero hoy con la suba del riesgo pais estan indicamdo que empieza la horade hacer las valijas porque se aproxima otra crisis de balanza de pagos, por supuesto, autocumplida.
    Creo que lo que escribí ahora es muy similar a lo que puse en aquel examen de fin de siglo.
    Es una lástima que el país se encargue de volver a navegar por aguas tan tristemente recorridas hace ya tanto tiempo.
    Muchas gracias Ale por activar estos recuerdos y enseñanzas

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