Desnudos en la tormenta

"Y una vez que la tormenta termine no recordarás como lo lograste, como sobreviviste. Ni siquiera estarás seguro si la tormenta ha terminado realmente. Pero una cosa sí es segura, cuando salgas de esa tormenta no serás la misma persona que entró en ella."
Haruki Murakam

"Las expectativas y los espejos nunca se han llevado bien"
Sandra Del Vecchio


Mucho se ha escrito acerca de la "tormenta" sanitaria y económica que ha provocado el coronavirus. Todos los países del mundo están sufriendo sus efectos negativos, no sólo porque han muerto personas y hemos debido aislarnos de muchos de nuestros seres queridos, sino porque la pandemia ha impactado muy duro sobre la economía, provocando daños sobre el crecimiento, el empleo y la pobreza. Hoy llueve en todas partes del mundo y no sabemos cuándo va a parar. Muy poco o casi nada representan hoy todas las frases de señalador que dicen cosas como "después de la tormenta sale el sol...", si pensamos que en el "durante" muchos van a sufrir, a angustiarse, a deprimirse, a perder su empleo, incluso a morir. Saldrá el sol, pero habrá que hacer luego el recuento de daños, que habrán recaido seguramente más sobre los que menos tienen.

En el mundo todas las proyecciones de crecimiento se han recortado, las de desempleo se han incrementado y los impactos distributivos aún no se han calculado (pero se sabe que serán negativos). Sin embargo algunas cosas pueden llamarnos la atención a los argentinos. Si la pandemia nos está castigando a todos, incluso a muchos más que a nosotros... ¿por qué se espera que el PIB de América Latina caiga 1,8% y el de Argentina 3,5%?, ¿por qué el riesgo país promedio para los países latinoamericanos es de 340 puntos básicos y el de Argentina pasa los 4.000?, ¿por qué se pronostica en América latina una inflación promedio de 5% y en Argentina un piso de 45%? ¿Acaso no somos todos latinoamericanos, estamos todos en el hemisferio sur, casi todos hablamos el mismo idioma, tenemos culturas parecidas e incluso nuestro espectro religioso es similar?

La respuesta es simple, seguro ud. se la imagina: porque al inicio de la pandemia no estábamos todos parados igual (foto) ni veníamos con una dinámica igual (película). Por ejemplo, en los últimos diez años Argentina creció un promedio anual de -0,3% (fíjese bien, es "menos 0,3%"), mientras que la Región, excluyendo a Venezuela lo hizo 3,1%. En los últimos diez años Argentina tuvo en promedio 28% de inflación anual y la región tuvo 4,7%. En los últimos diez años Argentina tuvo en promedio 7,8% de desempleo y la región tuvo 5,3%. Podemos seguir pero no vale la pena marearnos con números: no se ve una sola variable económica en donde nos hayamos comportado mejor que el resto. Ni una.

Entonces cuando llega la tormenta el daño es mayor, si estamos desnudos nos mojamos más que los que tienen ropa y paraguas. No debería sorprendernos. Este terremoto nos está zarandeando más que a otros porque nuestra casa tiene las bases debilitadas, no porque estemos en el epicentro.

Entonces hoy los argentinos nos angustiamos porque la cuarentena y el receso escolar desigualará a los niños ya que algunos tienen computadora, celular e internet y otros no. Es cierto, pero esa desigualdad era una condición preexistente, la pandemia no la prodduce, sólo la desnuda y agudiza.  Pocas voces se alzaban antes de 2020 contra tales diferencias y se decía que las pruebas "PISA" y "TERCE" eran todas mentira...

Ahora nos lamentamos porque los hospitales púbicos no tienen material ni equipo adecuado para atender a los contagiados y que los privados gozan de una gran ventaja en ese aspecto. Otra condición preexistente, que hasta diciembre de 2019 no aparecía mucho en los diarios a pesar que los médicos de hospitales públicos lo decían en todas partes y a cada momento. Poco los escuchamos entonces, pero hoy los aplaudimos puntualmente a las 21hs. para mostrar lo solidario que somos...

Hoy nos enojamos porque con la cuarentena, quienes tienen trabajo informal no pueden subsistir ni alimentar a sus hijos. De nuevo, preexistente. Antes, cuantas veces se justificó la informalidad diciendo "por lo menos tienen trabajo...andá a otros países y se mueren de hambre..." . Nuestra informalidad está fuertemente arraigada hace décadas, bajo la poderosa suela de la enorme presión tributaria necesaria para financiar el aún más enorme gasto público (que aún así se las arregla para seguir alimentando el endeudamiento y la emisión de dinero).

También hoy nos molestamos porque en los barrios más pobres se respeta menos la cuarentena, porque la mucha gente está en la informalidad laboral y necesita salir a hacer alguna changa para comer. Nos sentimos amenazados por esa conducta y se proponen cosas algo locas como "en vez de encerrarlos en las casas, encerrarlos en el barrio". Pero no nos ponemos a pensar que eso se debe a una conducta preexistente: desde hace décadas, el distanciamiento (incluso físico) entre lugares "mejores" y "peores" para vivir lo hemos ido imponiendo nosotros mismos, separándonos por decisión propia. Hoy en Argentina, más que en otro lugar del mundo una casa vale más por el lugar donde se ubica que por sí misma y su valor cae si un barrio marginal se instala al lado y sube si se instala un centro comercial. Y nos sorprende que en algunas ciudades exista una casa lujosa al lado de otra modesta.

La cuarentena ha actuado como una especie de despertador y nos ha parado, sin aviso previo, frente al espejo. No tuvimos tiempo de lavarnos la cara ni de peinarnos. Y de repente los argentinos hemos tomado conciencia de nuestra realidad angustiante como si fuera nueva, casi sorprendidos. La hemos descubierto y recién ahora nos empezamos a preocupar, a aplaudir, a colaborar, a ser solidarios, a decir que "entre todos" haremos tal cosa o tal otra, que "juntos" podremos salir, que "nadie se salva solo" y a pensar que ya no habrá grieta...  Descubrimos que se puede vivir sin fútbol, sin restaurantes de lujo, sin peluquería y sin Tinelli y que la docencia y la medicina son profesiones que hay que respetar aún cuando brilla el sol.

Ojalá esto nos enseñe algo para después, pero no soy muy optimista. Tal vez conocer a fondo los últimos 120 años de historia y economía argentina (para dar clases) me ha resquebrajado el nacionalismo al mostrarme tanto error repetido, tanto péndulo económico y tanta intolerancia ideológica. Cuando pase la pandemia Argentina volverá a ser lo que era en 2019: un país endeudado, desigual, riesgoso, sin reglas, con inflación alta y crecimiento bajo y con ideologías sordas y muy agresivas, donde cada uno se salva solo. Es voluntarista pensar que el coronavirus pueda haberlo cambiado.

En línea con el párrafo anterior, iba a terminar esto con un mensaje pesimista que refleja mi sincero sentimiento sobre el futuro de mi país, pero lo escribí y después lo borré. Recordé a dos personas a quienes respeto mucho que ingresaron en la política y salieron huyendo de ella, espantados. Uno dice que no tenemos remedio, el otro sigue aún creyendo que hay salida, pero los dos siguen poniendo el cuerpo desde otros lugares, siguen sumando. 

Muchas veces me gana la desesperanza, pero ya no por mi sino por hijas y mis sobrinos. Cada vez que eso pasa, "algo" me dice que ese pesimismo y esa desazón sólo pueden llevarnos a una triste profecía autocumplida y entonces trato  también de reaccionar y seguir poniendo el cuerpo, desde mi lugar y con lo que sé hacer. De verdad espero que ese "algo" nunca se calle, aunque como sabrán muchos argentinos que han vivido tantas épocas difíciles, la historia y el presente hacen tanto ruido que aunque no se calle, tal vez algún día ya no podamos escucharlo.

Comentarios

  1. Destaco la objetividad y profundidad de la visión de nuestra realidad. También siento esa desazón de que no podamos modificar el rumbo de nuestro país. Me preocupa sobre manera por nuestras generaciones venideras.
    Slds

    ResponderBorrar
  2. Excelente reflexión!! Comparto plenamente ...

    ResponderBorrar
  3. Muy buen análisis y reflexión Alejandro. En en video que te envié te sugerí que escucharas FIESTA de J. M. Serrat... Te lo sugiero de nuevo.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Si, vi el video Santos Chufame. Esa canción habla de que la fiesta iguala y despues todo vuelve a ser igual que al comienzo. Ahora no es fiesta sino drama.

      Borrar
  4. Excelente artículo Alejandro. En lo personal considero que es un buen momento para rediscutir el papel del Estado y sus funciones. Sobre todo como y de que manera se va hacer cargo de ellas. De poco sirve si no tenemos en cuenta al sector que genera riquiza. Si ese sector cae, no hay nada para distribuir. Ojalá podamos discutir en serio alguna vez. Abrazo

    ResponderBorrar
  5. Excelente artículo muy profundo y a su vez muy triste la pura realidad.

    ResponderBorrar
  6. Que buen artículo Ale!! Inspirado y reflexivo!! Felicitaciones.

    ResponderBorrar
  7. Totalemnte de acuerdo. El ser vivo(humano) constantemente se adapta y naturaliza donde vive y va a volver a adapatarse como previamente antes de la crisis. Como así también vamos a adaptarnos a los nuevos impuestos "transitorios" (como los transitorios del cheque, retenciones, etc) que surjan para seguir financiando un Estado quebrado e inviable, en vez de solucionar el verdadero problema. Triste realidad

    ResponderBorrar
  8. Excelente artículo Ale. Muy medular, como es tu característica.
    Creo que la dificultad (¿Incapacidad?) de los argentinos para encontrar una síntesis superadora está en el llamado "gen argentino". Muestra su existencia desde los sucesos de 1.810!; está muy bien registrado en "Civilización y Barbarie", y aparece en antinomias risueñas como "Ford-Chevrolet", "Boca-River", y tantas otras.
    Lo que hemos visto con el pasar de las décadas, y que vos tan bien describís, es sólo el efecto devastador de ese "gen".
    ¿Qué nos puede salvar como sociedad?
    Mirando al futuro se lo puede ver; pero es necesario "apaga el televisor (hoy = redes sociales)" .
    La cantidad de organizaciones de la sociedad civil que ejercen la auténtica solidaridad (no la prostituida), los millones de personas que, desde su lugar, aportan positivamente al desarrollo de todo tipo de organizaciones (familias, productivas, religiosas, ONG, educativas, etc).
    Después de todo, no hay sociedades perfectas. Es sólo una cuestión de proporciones entre situaciones, personas, conductas que "suman", y las que "restan" al bienestar de la sociedad.
    Me parece que en el día a día quedamos muy heridos en nuestra Actitud, nos cargamos de energía negativa, por estar demasiado pendientes de los que "restan".

    ResponderBorrar
  9. Perdón, me entusiasmé y escribí otro artículo jaja!!

    ResponderBorrar
  10. Excelente Ale! Sin desperdicios, comparto totalmente!

    ResponderBorrar
  11. Es bueno , muy bueno saber percibir el contexto descarnadamente .Eso nos hace tomar las mejores decisiones posibles .Excelente Ale

    ResponderBorrar
  12. Exelente reflexión y triste realidad, pensar que me quedé en este país por qué pensé en un cambio algún día 🙄

    ResponderBorrar

Publicar un comentario

Entradas más populares de este blog

Milei avisa

Un placebo democrático

Viejos problemas, nuevas ideas