El peor de todos los miedos

 

"El hombre más peligroso es aquel que tiene miedo". Ludwig Börne.


El Presidente y el Ministro de Economía dicen que NO van a devaluar y que están tomando todas las medidas para no hacerlo. Es mentiraSi nos lo dice el presidente podemos pensar que lo hace porque no tiene idea de economía. Pero si lo dice el ministro, economista, sólo queda pensar que está mintiendo, porque sabe que no es así.

Cuando se adopta un sistema de tipo de cambio LIBRE o FLOTANTE, al valor del dólar lo determina el mercado, o sea las transacciones reales y financiera que Argentina realiza con el mundo (exportaciones, importaciones, entradas y salidas de capitales, turismo, intereses que se pagan y cobran, etc.). El BCRA no interviene en ese mercado, no compra ni vende dólares y por eso sus reservas no se ven afectadas, están “blindadas”.

En ese escenario el dólar puede moverse bastante y en particular en Argentina lo hace hacia arriba, lo que favorece a los exportadores pero complica al resto de las personas cuyos ingresos no se atan al dólar. Por eso, el gobierno ha optado muy a menudo por un tipo de cambio FIJO, para evitar los vaivenes. 

Este otro sistema implica que el BCRA entra como un jugador más (y grande) en el mercado cambiario: compra o vende dólares para que el precio (tipo de cambio) no se mueva tanto. Por ejemplo, si entran muchos dólares por exportaciones y presionan a la baja al tipo de cambio, sale a comprar para equilibrar la balanza. Si salen muchos dólares por fuga de capitales y presionan a la suba al tipo de cambio, sale a vender, para equilibrar la balanza. En América Latina esto se hace mucho, tanto que ha dado origen a un concepto propio de la Región: el “miedo a flotar”, el miedo de los gobiernos a dejar el tipo de cambio libre.

Pero este segundo sistema no es mágico: si bien estabiliza al dólar, sólo puede ser sostenido si el BCRA tiene reservas. Si no las tiene o tiene muy pocas, tarde o temprano deberá abandonarlo (ya no tiene espalda para compensar los faltantes) y pasarse a uno libre. Cuando lo hace generalmente se observa una subida importante del tipo de cambio o “devaluación[1].

Ahora bien, cuando el gobierno tiene un sistema de tipo de cambio fijo y pone cepos, es porque quiere blindar sus reservas, porque le quedan pocas. Es decir, es temeroso a “flotar” pero quiere seguir teniendo un tipo de cambio fijo y no perder sus reservas. Entonces le PROHIBE a la gente comprar dólares, ya sea para importar, para guardar en el colchón o para irse a Disney. Así, los cepos buscan “blindar” las reservas, que no se agoten. O sea, en definitiva, quiere tener al mismo tiempo las bondades de ambos sistemas: tipo de cambio estable y reservas blindadas.

Ambas bondades no pueden conciliarse (si no, todos los países del mundo lo harían de esa forma). por lo que en este formato híbrido el tipo de cambio oficial (fijo), va dejando de existir, va muriendo. Y a medida que se multiplican los cepos, el tipo de cambio oficial (fijo) pierde más y más sentido, sólo existen los paralelos, que son los que mandan (blue, MEP, cable y contado con liqui…).

Solito el sistema se transforma, lo quiera el gobierno o no. El sistema de tipo de cambio fijo pierde su sentido y sólo lo tienen los tipos de cambio paralelos, que son libres. Va muriendo el componente fijo y revive el componente libre. En su afán de atar de manos a la gente, sólo la desplaza hacia los mercados paralelos y el dólar oficial queda allí obsoleto, dibujado, inexistente. Después de todo, ya casi ninguna operación se hace con él, salvo las exportaciones, cada vez menores (los ganadores de un sistema genuinamente libre, ya no ganan).

Esto está pasando en Argentina: cepos en aumento, tipo de cambio oficial que ya no se usa casi para nada y tipos de cambios paralelos libres y el alza. Precisamente lo que ocurre cuando se abandona una un tipo de cambio fijo y se liberaliza el mercado.

Entonces presidente, la devaluación ya ocurrió. Es mejor si la reconoce, así no gasta tiempo en “dictar todas las medidas necesarias para frenarla”. Paradójicamente, esas medidas son las que están haciendo que el peor de todos sus miedos (flotar) se vaya materializando cada día.



[1] Técnicamente este salto por pasar de un sistema fijo a uno libre se llama “depreciación” (de la moneda).

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Milei avisa

Un placebo democrático

Viejos problemas, nuevas ideas