Milei avisa
"En tiempos tan oscuros nacen falsos profetas..."
Joaquín Sabina
Más allá de la sorpresa de muchos (me incluyo), la irrupción
de Javier Milei en el panorama político argentino es un resultado, un efecto,
una consecuencia.
Antes de
empezar me confieso: comulgo plenamente con algunas de sus ideas, parcialmente
con otras y no adhiero en absoluto a otras. Pero no es mi intención en esas
líneas analizarlas en detalle, ni ver cuál de ellas cae en cada uno de esos tres
casilleros. Por las dudas, en la nota al pie listo las principales, para que si
ud lo va a votar sepa qué va a votar, o si no lo va a votar tenga claro qué no
va a votar.
Como en el
caso de los asesinos seriales, quienes llegan a serlo por una acumulación de problemas,
traumas y vicisitudes acumulados en su vida desde niños, todo lo que sucede en la economía argentina
tiene como antecedente los problemas, traumas y vicisitudes que los argentinos
hemos tenido en las últimas décadas (que no son pocos), tanto en lo económico-social como en lo político
Por eso digo
que Milei es una consecuencia, un resultado de una combinación de causas que se
han ido reuniendo a lo largo de décadas de sinsabores, malestares y traiciones a manos del enemigo que él identifica y apunta muy bien: "la casta".
En 1983
Argentina recuperó la democracia. Ese año nos libramos de un funesto sistema
autoritario e ilegítimo que, por suerte, nunca volvió a acceder al poder. Sin
embargo, desde entonces no todo fue color de rosa y la democracia que hemos
tenido ha sido muy pobre, muy débil, amparada en listas sábana y cooptada por
grupos de poder (económico y político) a los que ya dos veces (o más) les hemos
pedido “que se vayan todos”. Estoy seguro de que nadie quiere que se vaya la
democracia, pero muchos queremos que esta democracia cambie, mejore, nos dé respuestas que no nos ha dado.
En materia política,
en estos cuarenta años hemos visto pulular por las oficinas gubernamentales y
los espacios de poder a las mimas caras, a sus hijos/as, a sus nietos/as y a
sus delfines. Muy pocas caras nuevas, muy pocas ideas nuevas. Ninguno rinde cuentas
de su errores ni trapicheos, salvo el tibio castigo que les imponen las urnas (muy tibio). En
materia económica, hemos visto pasar a todos los colores y ninguno ha resuelto los
problemas centrales de pobreza, inflación, precariedad laboral. En materia
social ni con unos ni con otros hemos observado avances (todo lo contrario) en aspectos
críticos como seguridad, vivienda, salud o educación.
A esto debemos
sumar el manoseo de la ideología. En los 90 se bastardeó la ideología “de
derecha” y entre 2003 y la actualidad se bastardeó la “de izquierda” ambas
aplicadas en otros países con muchos mejores resultados. Seguramente porque en los
dos casos de trató de grupos políticos disfrazados de corrientes ideológicas
que fueron tan corruptos e ineptos que nos hicieron pensar equivocadamente que “la derecha es funcional a
los empresarios prebendarios y ricos” y que “la izquierda es funcional a quienes
no les gusta trabajar y les gusta vivir de arriba”. Dos visiones totalmente distorsionadas
de lo que en su momento pregonaron Marx, Lenin y Gramsci por un lado o Smith, Popper y Hayek por el
otro.
Pero este vapuleo
de la democracia no debe llevarnos a cuestionar a “la democracia” sino a “esta
democracia”, cooptada, corrupta, nepotista, prebendaria y ventajera[1].
Adhiero fervorosamente a la democracia, pero no a esta que tenemos. No quiero listas sábanas, ni desdoblamientos de elecciones por conveniencia, ni reelecciones indefinidas, ni jubilaciones de privilegio a legisladores, ni ausencia de rendición de cuentas de los funcionarios, ni un estado sordo y ciego compuesto por amigos, ni jueces complacientes o funcionales, ni licitaciones amañadas, ni testaferros, ni falsos DNU, ni séquito de asesores, ...
De este
menjunje asqueroso de pseudodemocracia, amiguismo, corrupción, enriquecimiento ilícito, inoperancia,
ineptitud empoderada, caras repetidas, inflación, estancamiento, pobreza, etc., etc., etc., surge el abatimiento del argentino
medio que se debate entre “ya no creer en más nada ni nadie” hasta “buscar un
cambio a cualquier precio”.
Y así como
en EEUU apareció Trump, en Brasil Bolsonaro, en Francia Le Pen, en Italia Meloni
o en España VOX, en Argentina emerge la figura de Milei, un outsider político representante
de la derecha libertaria más intransigente. Tal vez ha sido empoderado por un “voto
bronca” o por una búsqueda de algo nuevo o por sus méritos, pero lo cierto es que ha sido
empoderado. Ya está allí, llegó para quedarse, sea o no el presidente que asuma en diciembre.
Como en los casos de los populistas anteriores, la sociedad lo dejó llegar y luego se sorprendió de su aparición. Y ahora, cuando aparecen declaraciones chocantes o políticamente incorrectas, se escandaliza. Hagamos entonces un poco de autocrítica y en ese sentido también seamos justoscon Milei. No es un populista como los que pululan por el mundo, endulzando el oído de un electorado confundido, prometiéndole “saltarse” a las organizaciones políticas que no dan respuesta y diciendo sólo lo que la gente ansía escuchar. Milei es auténtico, dice lo que piensa, no se contradice, resiste el archivo. Sin duda, en las formas también es distinto.
Milei avisa y, por
eso, no traiciona. Dijo y dice lo que piensa y la gente lo votó.
No se trata
del político que engaña a la sociedad con un tergiversado canto de sirena. Es la
sociedad que le pone su oído a un discurso duro, combativo, ideológicamente
cargado pero directo y sincero. Una sociedad que no sabe bien si eso es lo que
quiere, pero como lo ve distinto, decide probar. Una sociedad que parece no ver aún que buena parte de sus propuestas son muy difíciles de llevar adelante porque requieren mayorías que no tendrá en el Congreso, reformas constitucionales que no podrá encaminar o "licencias sociales" que le será imposible gestionar. Pero igual decide probar.
No tengo
autoridad para juzgar a los argentinos por hacer eso, incluso entiendo perfectamente
la necesidad de buscar algo que dé respuestas a sus necesidades sociales, políticas
y económicas, para no seguir viendo con tristeza y hasta vergüenza cómo los
demás países (aun con sobresaltos) nos superan en todos los órdenes relevantes
de la vida. También yo siento esa necesidad.
Sólo pido que sepamos lo que votemos en octubre, que analicemos todo el iceberg no sólo la punta. Porque en este caso, el iceberg entero está a la vista.
Si finalmente es Milei, que
sea Milei. Pero recuerden, él no ha escondido nada, nos ha avisado.
(1) PRINCIPALES IDEAS DE MILEI
(Importante: Muchas de estas propuestas requieren leyes del Congreso, donde Milei tendrá pocos diputados y ningún senador).
- Dolarización de la economía y desaparición del BCRA.
- Eliminar el Ministerio de la Mujer
- Modificaciones en la Administración Pública: Reducción de ministerios, dejando únicamente ocho: Economía, Justicia, Interior, Seguridad, Defensa, Infraestructura, Relaciones Exteriores y la creación de la cartera de Capital Humano, que agruparía a las actuales carteras de Desarrollo Social, Educación y Salud.
- La Educación Sexual Integral (ESI) dejará de ser obligatoria.
- Derogar el aborto legal
- Legalización del comercio de organos
- Portación legal de armas: facilitar el acceso a las armas en la población. "Aplicar una doctrina de Seguridad Nacional".
- Privatización del sistema de salud y educación pública
- Jubilados: la vuelta de las AFJP
(2) Para una descripción ajustada a este punto, escuchar “Cambalache” de Enrique Santos Discépolo.
Excelente e impecable artículo.
ResponderBorrarGracias por la claridad e imparcialidad. Estamos cansados de tanta mentira e hipocresía. Gracias e felicitaciones.
Muy bueno el análisis. Me gustó la idea de no subestimar al electorado que votó a Milei, sin duda el hastío sobre la clase política es razonable. Eso es muy claro cómo también lo es la irracionalidad de muchas de las medidas de Milei, creo que ese es un punto débil de su formulat política y la oposición debería aprovechar y resaltar la irracionalidad de las propuestas de gobierno de Milei, con un mensaje simple y claro que logre penetrar en todos los sectores políticos. Ahora sí pretendemos enfrentar el populista de derecha de milei con la astucia de la política tradicional y militando con folletería y la mesita partidaria en la esquina del barrio, Milei ganará sin ningún obstáculo la elección y será presidente. Cómo el mismo dice; "hay que ganar la batalla cultural", por el momento lo viene haciendo muy bien.
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