Entonces... ¿devaluamos o no?

"Presidente que devalúa, presidente devaluado."

Refrán popular en Latinoamérica


Una de las preguntas recurrentes entre los argentinos es si habrá o no devaluación (no ahora, desde hace setenta años). Y también otra relacionada: ¿cuándo? y finalmente otra, tal vez de menor importancia (aunque no debería serlo): ¿cuánto?

Contestarlas es siempre difícil, porque los políticos nunca han usado a la devaluación de la moneda como lo que realmente es: un instrumento de política económica encaminado a resolver problemas de ahogos en las cuentas externas a través de un cambio en los precios relativos. No lo han hecho porque la devaluación, si bien tiene este efecto benéfico, lo tiene en el largo plazo, pero en el corto plazo presenta efectos colaterales indeseables: inflación y recesión al menos en los siguientes ocho meses.

Políticos cortoplacistas como los nuestros nunca pueden considerar la posibilidad de una medida que en el corto plazo traiga problemas y en el largo plazo las soluciones. No contrapesan magnitudes de problemas y soluciones, solamente tiempos.

Por eso, se resisten a devaluar, como si fuera un último recurso al que acuden cuando el "combo" de sistema de tipo de cambio administrado y políticas fiscales y monetarias expansivas (que le encanta usar, contra toda evidencia empírica que les indica que siempre ha fallado) ya no soporta más. Entonces devalúan y culpan de esa medida a un "golpe de mercado", que no se preocupan por explicar porque  saben que en ese trámite no son idóneos y que es mejor apelar a las emociones de la gente, indignada con la suba del dólar. Entonces el mercado es el sospechoso usual y el culpable ideal, aunque no explican tampoco que en el sistema administrado que vienen sosteniendo a duras penas, el Estado es , por definición, parte fundamental del mercado cambiario (mucho más cuando hay cepos y los particulares apenas pueden actuar en el mercado formal).

A continuación adjunto dos indicadores de PRESION CAMBIARIA o PRESION DEVALUATORIA DE LA MONEDA en Argentina. Tal como han sido construidos, a medida que se alejan de la unidad (hacia arriba) significa que la presión está aumentando.


Esto ha estado ocurriendo en 2020, aunque el cuadro no parece ser de una devaluación inminente aun. Pero la tendencia opera en ese sentido y no parece cambiar.

¿Cómo pueden descomprimirse la situación sin que sigan aumentando las posibilidades de devaluar nuestra moneda?

  • La línea azul puede acercarse a UNO mediante contracción de la cantidad de dinero o fortalecimiento de las reservas disponibles (por ejemplo, pensemos que aumentar el encaje a los bancos de sus depósitos en dólares NO las aumenta). 
  • La línea amarilla puede acercarse a UNO generando confianza para el ingreso neto de capitales, mejorando las exportaciones con rapidez, recomponiendo las reservas y (atención) EVITANDO CRECER CON RAPIDEZ. 
Dejo para que Ud pueda considerar cuáles cree que son las posibilidades de que alguno de estos efectos suceda en 2021. 

Por supuesto, si las variables mencionadas se mueven en el sentido contrario, la posibilidad y el momento de la devaluación se acercarán.

A mi juicio, la devaluación no es inminente, los números no dan para eso salvo que ocurra un evento muy negativo a nivel político que dispare la desconfianza (nunca lo descartemos, pero si ocurre Ud lo percibirá claramente porque el humor social no es el mejor). Pero, si las cosas siguen en la dirección que van, el momento comenzará a acercarse y en algún punto será inevitable. Hay que estar atentos a esta información.

Termino con un punto muy importante que no debemos menospreciar: ambos indicadores se encuentran hoy fuertemente "contenidos" por los cepos. Retirarlos ahora implica acelerar la posibilidad de devaluación, sería suicida. 

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