Una papa caliente


Cientos de veces hemos escuchado decir que "los argentinos estamos obsesionados con el dólar", que "es una conducta irracional" y que "en otros países eso no pasa". La tercera afirmación es cierta, pero a mi juicio las dos primeras son falsas. Por lo menos les quitaría las palabras obsesión e irracional: los argentinos no somos más obsesivos ni  menos racionales que los chilenos, uruguayos o colombianos.

Esta conducta de los argentinos tiene una explicación bastante sencilla desde el punto de vista económico y entenderla es el paso inicial ineludible para desactivarla con éxito. No entenderla implica seguir apuntando mal y, no sólo no desactivarla, sino profundizarla.

La explicación del problema tiene tres "patas", que al relacionarse dan lugar a la obsesión (permítanme usar la palabra aunque no creo que sea apropiada) y la hacen crecer.

La primera "pata" se refiere a nuestra moneda. Los argentinos no queremos tenerla encima porque pierde valor. En cuanto la recibimos tratamos de entregarla para que la tenga otro, es como una papa caliente. No la queremos tener encima para gastar y menos aún para ahorrar. Si no perdiera valor, esto sería diferente, como sucede en otros países. No es emocional, es una conducta muy racional que busca que lo que tenemos y hemos ganado con nuestro trabajo no pierda su valor y sirva para satisfacer nuestras necesidades.

La segunda "pata" se refiere al dólar. El dólar es la moneda de circulación mundial, aceptada en todas partes (ya sea en forma directa o cambiándola por la moneda local sin perder en ese cambio). Por eso es una moneda muy accesible para obtenerla en todas partes ya que podemos comprarla en cualquier país y también para venderla cuando lo necesitamos ya que se puede venderla en cualquier país a cambio de la moneda local. Esta liquidez la transforma en un activo accesible, cómodo y atractivo. Con otras monedas extranjeras no sucede lo mismo (trate de comprar yens, yuans, euros, colones...)

La tercera "pata" se refiere a nuestro sistema financiero, del cual desconfiamos en base a los episodios de quitas, cambios, incautaciones y licuaciones que hemos sufrido en los últimos 50 años. Por eso un activo simple y accesible como un plazo fijo debe ofrecernos una tasa de interés muy alta para tentarnos. Y a veces ni así...

Si reunimos las tres patas comprendemos el problema: los argentinos no queremos tener encima nuestra moneda, no confiamos en colocarla en los bancos y buscamos posicionarnos en otro activo accesible y muy líquido (el dólar).  

Por eso para desactivar esta "obsesión" hay que actuar sobre sus causas no sobre sus efectos. Sin duda frenar la inflación es el remedio, porque con eso el peso no perderá  su valor diariamente y no nos desesperaremos por gastarlo ni por ahorrar en otro activo.  Le quitamos el sustento y la razón de ser a la conducta. En cambio, actuar sobre sus efectos colocando "cepos" a la compra de dólares no resuelve nada, porque los argentinos, tarde o temprano  buscarán conseguirlos como sea ya se en forma directa o en activos que repliquen su valor (linkeados a dólar).

Pero atención: esta explicación sencilla del problema no quiere decir que la solución lo sea:  no basta aplacar la inflación sino que también debe actuarse sobre las expectativas de inflación, lo cual lleva más tiempo, credibilidad y paciencia. Cuando tengamos un gobierno que reúna estas tres condiciones, estaremos en condiciones de avanzar por ese camino. Mientras, seguiremos usando parches.

Ojalá alguna vez nuestros políticos comprendan el fondo de la cuestión: no es que los argentinos queremos tener dólares, lo que sucede es que no queremos tener pesos.

Comentarios

  1. Nunca un espejo tan fiel a la realidad como estas palabras!!

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  2. Alejandro, perfecto los comentarios... Muy claro y concreto... Un abrazo

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  3. Esta es la relación entre el argentino y el dólar ya hace muchos años. No creemos en nuestra moneda.

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  4. Clarísimo Alejandro. Me tranquiliza que el "amor" al dólar que sentimos los argentinos no sea patológico. Vienen a mi mente eso de "SI LAS PAPAS ESTÁN CALUIENTES, POR QUÉ TENGO QUE SER YO, EL DEL PRIMER MORDISCÓN?. A ver si alguien sabe de quien hablo. Pista: no es chef ni economista.
    Gracias Ale. Abrazo.

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  5. Alejandro muy clara tu explicación. Refleja la realidad. Y cada uno de los que la lean se sentirá reflejado en tus conceptos. Saludos

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  6. La solución a las causas es simple. Así como un régimen de convertibilidad fue en su momento la sanación a las causas y los efectos, hoy, un sistema bimonetario, oficializado y congruente en todas sus facetas (monetario, fiscal, cambiario, etc) permitiría una estabilización general de precios, moneda, tasa, etc Y de la mano de ello, articular un único índice de actualización para toda la economía, tal como la U.F a la chilena

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  7. Muy claro como siempre Alejandro.
    Tiempo, credibilidad y paciencia...tres variables que tanto los políticos como la sociedad argentina, no las tenemos como prioritarias.....

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  8. Muy claro, estimado Alejandro. Décadas de historia donde la moneda nacional ha sido "bastardeada". Mi madre, sin ir más lejos, ha tenido en sus bolsillos más de cinco monedas diferentes, sin contar las cuasimonedas... Es lógico entender por qué no confiamos en la moneda nacional.

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